jueves, 9 de septiembre de 2010

Saluditos

Soy re nueva en esto. De pronto, aún con mis 21 años me siento un tanto torpe frente a  mi lap..., es amable, pero la velocidad con la que el Twitter llama mi atención para que lo voltee a ver me desconcierta. Llevo tres días con él y tengo, creo, 13 seguidores. No sé si quiero que aumenten o que continúe la intimidad de los trece, catorce conmigo. Desde luego, se verá mejor que sean más, todos quieren que todos vean que tenemos a todos hechos bolas ahí en un una lista, ¿un cuadro? ¿un panel? ¿panal?, en el que al lado de la amiga de la facu sonríe muy sensual el Residente, (quizá no sexy, pero franca le encuentro la sonrisa), y con la fotito, debajo, de un escritor que publica con intensidad, casi en tic nervioso, notas simpáticas que parecen estar demás pero que resultan muy coherentes en su desapego de órdenes rígidos. En fin, por lo menos que mi lista deje de tener trece, no vaya a ser. No sé realmente por qué sigo a los Deportes de ESPN, creo que en un afán de enterarme de mucho, aunque con los tweets que publica al final tampoco sé muy bien de qué me entero. Y mi amiga sigue sin contestarme por qué carambas se siente nerviosa como una chiquilla de secundaria, quiero saber. Es la urgencia de saber, no?, lo que nos mueve, si ella no me lo dice ahora, me lo platicará mañana, algún día.. pero ah.. cómo nos urge saborear la novedad, se le va rápido el sabor y ya se nos antoja otra y otra. Nos re gusta el chisme. El de todo mundo. Nos gustan las historias, inventarnos las historias con detalles mínimos, con las 140 letras que la cajita ésa permite, las neuronas se comunican y logran relatos, figuraciones y espejos de las personas que quieren que les hagamos mundos en los nuestros.
Quiero seguir escribiendo pero ya me dio frío. O, no, quizá no es frío, sino el vértigo del cuerpo en blanco, ya no de la página, sino de lo propio.El asomo tímido a la pintura del mundo propio, que tiene que hacerse un tatauje a sí mismo para no perder tanto los pies del suelo. Un avance de senderos que igual y llevan al centro como meta, en el fin e inicio del laberinto, que sólo quiere recomenzarse una y otra vez, pero invitando ahora a saborear los recovecos.. (¿así se escribe?) Dice la RAE que sí.

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