jueves, 9 de septiembre de 2010

oh temor!

Sí, temor de que, una vez cerrado el blogg, apagada mi lap, torpes mis manos, ya no sepa cómo volver a abrirlo para ir escribiendo después. Creo que mi miedo este es estúpido. Pero aún así me da preocupación. Caray, la lista de trece no progresa. Pero no importa, la verdad.. o eso quiero creer.
Ando de chisme viendo un video que alguien publicó en el Facebook-muro de un chico argentino que conocí hace unos meses, cuando yo andaba por allá, en las lejanísimas calles del distantísimo hemisferio y porteño sur. Lo ví sólo una noche, y en esa vez mi lengua tocó su lengua. Así es esto de las interacciones juveniles, qué le vamos a hacer. Recuerdo que juntos coreamos a Cerati y que su hermano, mellizos por cierto los chabones, me mostró orgullosamente su documento de identidad presumiendo el enorme 1992 que les concedía, a ambos simultáneamente por supuesto, la doradísima y lustrosa edad de 18 años recién cumplidos. Resolví en el instante olvidar mis ayeres de tres (pronto cuatro) años de diferencia y seguir así, punzante, cantando y bailando con los gemelitos al lado. ¡Cómo se puede vivir a los 18 con ese par de ojos! Dos pares de pares idénticos y geniales. Pasados los días, dio la casualidad y la compleja simplicidad de las redes sociales que a través del muroface del boliche aquel (antro para los nacionales), apareció de pronto un rostro que medio se me hizo conocido. Eleuterio, le pusimos de cariño al pibito mi amiga y yo. Así se le quedo. Ni tarda ni perezosa, le envíe una solicitud de amistad, que él aceptó junto con otras veinte. Cabe mencionar que el simpático minito tiene como 2000, ¿2500? contactos. Pero, obvio se acuerda de la mexicana con la que se encontró una noche en Buenos Aires. Digo, se acordaría si se lo recuerdo. Nunca más hemos hablado. Ni falta que hace. Sólo es lindo verlo de vez en cuando, con su sonrisa espléndida, aceptando 30 solicitudes de un jalón, y recordar la tonadita aquella que tantas veces me hizo las piernas de una rigidez de fideo: ¿de dónde sos vos?, ¡¿de México?!, ¡me estás jodiendo!

Caramba, ya son 14. Atrás quedó el número fatal.

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